De acuerdo al (INEI: 1993) la población indígena en Perú es de 299,218 habitantes, 65 pueblos étnicos (48 de ellos cesados), concentrándose la mayoría en Loreto (83,746), Junín (57,530) Amazonas (49,717) y Ucayali (40,463). (Ibíd.) los indígenas enfrentan problemas como: incipiente educación bilingüe, monolingüismo y evasión escolar de la mayoría de las mujeres, extrema pobreza, migración de los jóvenes en busca de trabajo, disminución de las actividades del sector primario, altos niveles de fecundidad y mortalidad infantil y la violencia de los grupos subversivos.
En la Amazonía peruana, 7.5 millones de has. son de propiedades de las
Comunidades Nativas- CCNN-, surgidas, en 1974, con el “Ley de Comunidades
Nativas y de Promoción y Desarrollo de la Selva”. Según Vargas (1993), fue un
mecanismo para que los nativos tuvieran acceso reconocido legalmente a una parte
del territorio tradicional, por otro lado, legitimó el despojo de un extenso
territorio tradicionalmente usufructuado por los Asháninka.
Para (Heise; Landeo y Bant: 1999), la legislación para las CCNN creó Jefe de la
comunidad, Teniente Gobernador y Agente Municipal, que en la práctica han
propiciando conflictos de competencia, especialmente con las llamadas
autoridades tradicionales. Las CCNN fueron delimitadas sobre la base de los
asentamientos preexistentes, resultado de las relaciones con patrones,
hacendados y curacas (jefe) al servicio de éstos o pastores y maestros
bilingües. Hoy, al interior del territorio comunal titulado por el Estado uno
puede encontrar un asentamiento central cuyas casas rodean un campo de fútbol
ubicado no lejos de la escuela, y la casa de reuniones, dentro de este mismo
territorio titulado, sin embargo, si encuentran otros asentamientos, sí siendo
reconocido a cada uno consuetudinariamente su propio territorio dentro del
territorio comunal total. Los límites de cada uno pueden ser una quebrada o
simplemente un espacio de bosque.
Los Asháninka suman más de 50 mil de habitantes, distribuidos en 359 comunidades ubicadas en las áreas de bosque tropical de los departamentos de Junín, Cerro de Pasco, Cuzco, Amazónico y Ucayali (nuestro estudio). El referencial teórico se basó en: (INEI: 1993; Vargas: 1993; Rojas: 1994; Smith: 1995, 2002; Heise; Landeo; Bant: 1999; Cauper: 2001, Colvin: 2001; Terrones: 2002)
Los Asháninka se autodenominan Asháninka “gente”, consideran despectivo campa (quechua, thampa = harapienta, sucio, despeinado), utilizada peyorativamente por mestizos y colonos. Hablan la lengua Asháninka, de la familia lingüística Arawak o Arahuaca. La mayoría de las CCNN Asháninka fueron tituladas en los años 80. La comunicación o vías de acceso se dan principalmente por los ríos y, también por vía aérea, mediante avionetas desde Satipo, Atalaya y Sepahua. Los costos que deparan estos servicios son muy elevados.
Actividades Productivas y
Reproductivas: Cambios
Los Asháninka son tradicionales cazadores, pescadores y recolectores, practican
una agricultura de roza y quema. En la chacra, el hombre sembraba: yuca,
plátano, ají, caña de azúcar, papaya, fríjol, piña, algodón, camote, yacón,
sachapapa, maíz, maní, sandía, cacao, palta, mango, pacaé, naranja, uvilla.
Después, la mujer sembraba: algodón, pituca, maona, ají, cebolla china,
culantro, caihu, tomate, cebolla, ají dulce y otros. Las chacras continúan
siendo de tipo familias, en sistema de roza y quema y los principales cultivos
son: yuca, plátano, maíz arroz, erijo, cítricos, caña de azúcar y frutales. En
la caza, los hombres usaban arco y flechas, ahora, estos son combinados con el
uso de las escopetas. Actualmente, por razones de seguridad, la caza es
restringida. En la pesca, el hombre produce las trampas y piscícidas usadas
principalmente en las pescas comunales. En la recolección (caracoles, gusanos
comestibles, frutas silvestres) las mujeres la cumplen solas o con ayuda de los
hijos.
La alimentación consistía de yuca, plátano, guineo, ají, pescado, carne de
monte, fríjol, maíz, maní, maní de árbol, cacao, papa mandi, papa china y papa
de bejuco. Se consumía chicha de yuca blanca, dulce o fermentada o chicha de
yuca con plátano maduro, con maní o camote. Hoy, la base alimentar es yuca y
plátano. La vivienda comunal se ha convertido, en núcleos poblacionales, con una
gran cuantidad de población procedente de los ríos Ene, Tambo y Perené. Las
condiciones de inseguridad han determinado a la construcción de trincheras
debajo de los altillos de las viviendas, en las cuales se aprovisionan los
alimentos en previsión de posibles ataques y enfrentamientos. Generalmente
ubican su vivienda a escasos metros de la chacra.
Las mujeres elaboran la cushma (similar al poncho, cerrado de los dos lados con
líneas verticales y con una abertura vertical para los hombres y con líneas
horizontales y abertura similar para las mujeres, teñidas con tintes naturales
como achiote y huito o artificiales).
Confeccionan canastas para cargar yuca, bolsas pequeñas, collares de semillas o
de mostacillas, coronas, pulseras e instrumentos musicales. Tradicionalmente,
las enfermedades se curan con baños de vapor, hierbas mágicas, como el piri-piri
(planta medicinal empleada para el tratamiento de diversa enfermedades). El
sháman hace uso de ayahuasca (bebida alucinógena extraída de un bejuco, tomada
pelo curandero para que detecte la causa de las enfermedades y las cure). La
muerte es causa de temor, ya que el alma del difunto puede volver a la tierra en
la forma de espíritu malo: el Katsivoreri, el Mironti, el Corinto, el Chulla-chaki,
que son animales muy temidos.
En la actualidad, sólo en eventos significativos los hombres y mujeres se ponen
las cushma acompañada por la corona. Pocas mujeres se pintan la cara, lo hacen
en los masateos, cuando van a la chacra o al monte en este último caso, la
pintura representa protección contra los espíritus malos. Utilizan achiote y
huito con fines estéticos. La actividad simbólica más importante para la mujer
Asháninka era la preparación del masato y diferentes chichas, todavía su
producción disminuyó de importancia al ser en parte reemplazado por la cerveza y
otras bebidas. Las festas tradicionales (las pistas) y los rituales de pasaje se
han ido perdiendo, aunque, se conserve algunos con variaciones. Los Asháninka
fueron tradicionales guerreros, sus armas, el arco y la flecha eran instrumentos
fabricados por ellos mismos. A estos se añadieron después escopetas, usadas para
la caza y para el nuevo rol de ronderos, en face de violencia del Sendero
Luminoso.
Las mujeres trabajan en chacras comunales, en mingas para limpiar las calles, la
posta de salud y la escuela. Las mujeres, en grande parte, son monolingües
vernáculo-hablantes o bilingües incipientes, lo que dificulta su participación
en la vida pública, ya que los cargos dirigenciales suponen contactos con el
mundo externo, haciéndose necesario un conocimiento del castellano. Las nuevas
actividades asumidas por penetración del mercado obligan a los hombres a
alejarse, la recarga de trabajo y responsabilidad se queda con la mujer, pero no
presenta una mejora de su estatus social, sino por el contrario, una relativa
disminución de éste. Recién en la última generación las niñas van a la escuela y
la educación no es una prerrogativa exclusivamente masculina. Esto permite
suponer para el futuro un cambio en el estatus de la mujer, permitiéndole asumir
cargos que hasta ahora sólo estaban disponibles para los hombres, dándole mayor
prestigio en la vida de la comunidad.
Historia
En s. XVIII, los Asháninka fueron evangelizados por los Franciscanos. En 1980,
la Cafetalera de la Peruvian Corporation Ltda. determinó los patrones de
asentamiento de la población colona, la formación del mercado y la gestación de
las comunidades nativas actuales. Nos principios del s. XX, lo caucho hizo a los
nativos de esclavos. Para Rojas (1994), en este proceso que la estructura de
necesidades de los miembros de las sociedades Asháninka, Yine-Piro y otras
fueron se cambiando. El caucho fue responsable por la quebrada de las
autosuficiencias de estas sociedades para satisfacer sus necesidades. En finales
de 1960, con la crisis del sistema de patrones y hacendados, los Asháninka, los
Yine- Piro y casi todos indígenas amazónicos lograran su ingreso directo al
mercado, con nuevas necesidades: vestimenta, medicinas, educación formal, y
radio. La nueva reorganización de la producción lleva a la disminución de las
actividades productivas.
En los años 80, la Carretera Marginal- Atalaya llevó la entrada de cientos
colonos y grave destrucción ecológica que creció con el plan de colonización
masiva de la Cooperativa Satipo –COSAT, entre el bajo Tambo y el Urubamba, de
ese modo, las CCNN de la margen derecha del Tambo se quedaron acorraladas entre
el río y las tierras ocupadas por la COSAT.
En fines de 1987 Sendero Luminoso incursionó pelo río Tambo, luego, los
Asháninka fueron involucrados en un escenario de violencia que los llevó a
levantarse en armas, liberando grande parte de su territorio en los valles del
Ene, del Tambo y en Gran Pajonal. Todos estos actos llevaron a un
“desplazamiento”, cuando grupos humanos en circunstancias de peligro abandonan
apresuradamente sus tierras de origen, su vivienda y pertenencias, en busca de
protección inmediata para su vida. Hoy, en el distrito del río Tambo (ríos Ene y
Tambo), debido a la posición estratégica del lugar, se registran un constante
clima de tensión y de conflicto.
En 80, en río Tambo, se crió la Central Asháninka de Río Tambo- CART. En 1986,
el CAAAP- Centro Amazónico de Antropología y Aplicación Práctica determinó el
Proyecto de Educación Bilingüe Bicultural para los Asháninka del río Tambo. En
1986, el proyecto de salud Saving Children formó personas para las postas
médicas en las comunidades del río Tambo. Los núcleos poblacionales inician su
proceso de gestación a inicios del año 1991, albergando a la población nativa
desplazada víctima de la ofensiva terrorista desatada en la selva central. Se
inicia, de ese modo, el proceso de Titulación Especial para los núcleos
poblacionales, para que los mismos sean considerados CCNN.